SUPONGAMOS AMOR a Andre Velencoso poema de Oscar Portela
Admitamos por un instante la existencia de un Dios: él está aquí y el zureo del espíritu santo florece en mi ventana: la gracia de la fé se ha desposado conmigo y todos los milagros son posibles: ay, dije supongamos y eso es todo: mi sed está saciada. Vano el peregrinaje por inhóspitas zonas, mi soledad inerte es parte de un pasado contra el cual no me rebelo, supongamos también que tú, Andre, me tomas de la mano solo por un instante, y el tiempo todo calla y se detiene y que tus labios de demonio con el cual tienta dios a la ./carne se hacen uno conmigo y que el cuenco está lleno de hidromiel y de polen. Supongamos entonces - solo supongamos - que eres tú la serpiente, no eres Pan, no. Tú eres lo anterior.
La entera sed que no se sacia, la perfección de labios que son ventanas que dan al infinito de un gozo que exultante quiere la eternidad y olvida el minuto perfecto: porque tú Andre, eres la perfección creada por un Dios para tentar al hombre solitario y perdido, y tu belleza es reino de la abundancia y tu mano en la mia – solo eso – bastaría para que el mundo fuese epifanía de lo que a Dios escapa, ya no tentación, ya no pecado, sino jardín del Adamita que acá en la tierra- restaura el cielo y destierra el infierno - que son los otros, porque la compulsión de aquesta voluntad así lo quiere. Tu cuerpo que es geografía de un jardín de delicias –torna belleza al cielo aquí en la tierra, Ay!, Andre Veloncoso, y tu rostro de Arcángel sombreado por las gracias terrenas mienta la perfección que adoran los demonios, y las líneas indescriptibles de tus cejas y tu frente amplia como los cielos, donde se unen mares soles, eternidades y susurros lo santifican todo. Nadie más bello que tú, dulcísimo como la creación que purifica el todo: supongamos que por un instante bajases hasta mí y con avidez rapaz dioses consuelo y gozo al tiempo de una vida: tus piernas serían para mi escaleras para subir el podio donde el mundo se contempla a si mismo y tu o tus oscuros ojos, y tus pies, dos ostias bendecidas para engendrar en mí el poema que es olvido y es canto y el “laudate dominum” de algún día olvidado por quien creara el mundo – supongamos- que él lo haya querido así: ¿Como podríamos distinguir la tentación y aquello que bendice cuando por fugaces instantes buscamos la posesión segura de tu cuerpo para volver al útero materno.
Estoy arto de la competición de popularidad.
Mi combinación perfecta es negro-blanco.
Busco siempre
resaltar en este pequeño lugar
donde suelo radicar. Me gusta aparecer
Encantadoramente ajeno a ' la gente regular ',
me llama la antecion el mundo de la MODA,
TRASCENDER es mi segundo nombre,
siento que estoy adelantado a mi corta edad.
"Las gafas oscuras son como una sombra de ojos portátil, y el mundo es mucho más hermoso a través de las gafas con cristales tintados. Todo el mundo parece 10 años más joven”. Karl Lagerfeld.
La única razón x la que llevaba gafas de sol, fue porque no podía soportar la vista de la gente. BryanBoy.
“Un hombre debe tener un buen reloj, un buen corte de pelo y algún objeto con valor sentimental”. Marc Jacobs.
SUPONGAMOS AMOR
ResponderEliminara Andre Velencoso
poema de Oscar Portela
Admitamos por un instante la existencia
de un Dios: él está aquí y el zureo del espíritu santo
florece en mi ventana: la gracia de la fé se ha desposado
conmigo y todos los milagros son posibles: ay, dije
supongamos y eso es todo: mi sed está saciada.
Vano el peregrinaje por inhóspitas zonas, mi soledad
inerte es parte de un pasado contra el cual no me rebelo,
supongamos también que tú, Andre, me tomas de la mano
solo por un instante, y el tiempo todo calla y se detiene
y que tus labios de demonio con el cual tienta dios a la
./carne se hacen
uno conmigo y que el cuenco está lleno de hidromiel y de polen.
Supongamos entonces - solo supongamos - que eres
tú la serpiente, no eres Pan, no. Tú eres lo anterior.
La entera sed que no se sacia, la perfección
de labios que son ventanas que dan al infinito de un gozo que
exultante quiere la eternidad y olvida el minuto perfecto:
porque tú Andre, eres la perfección creada por un Dios para
tentar al hombre solitario y perdido, y tu belleza es reino de la
abundancia y tu mano en la mia – solo eso – bastaría para que
el mundo fuese epifanía de lo que a Dios escapa, ya no
tentación, ya no pecado, sino jardín del Adamita que acá en la
tierra- restaura el cielo y destierra el infierno -
que son los otros, porque la compulsión de aquesta voluntad
así lo quiere. Tu cuerpo que es geografía de un
jardín de delicias –torna belleza al cielo aquí en la tierra, Ay!,
Andre Veloncoso, y tu rostro de Arcángel sombreado por las
gracias terrenas mienta la perfección que adoran los
demonios, y las líneas indescriptibles de tus cejas y tu frente
amplia como los cielos, donde se unen mares soles,
eternidades y susurros lo santifican todo.
Nadie más bello que tú, dulcísimo como la creación que
purifica el todo: supongamos que por
un instante bajases hasta mí y con avidez rapaz dioses
consuelo y gozo al tiempo de una vida: tus piernas serían para
mi escaleras para subir el podio donde el mundo se contempla
a si mismo y tu o tus oscuros ojos, y tus pies,
dos ostias bendecidas para engendrar en mí el
poema que es olvido y es canto y el “laudate dominum” de
algún día olvidado por quien creara el mundo – supongamos-
que él lo haya querido así: ¿Como podríamos distinguir la
tentación y aquello que bendice cuando por fugaces instantes
buscamos la posesión segura de tu cuerpo para volver al útero materno.