martes, 23 de marzo de 2010


Aqui esta uno de mis Favoritos Andres Velencoso, seguro va mas para arriba, tan adorable y sexy a la vez.


1 comentario:

  1. SUPONGAMOS AMOR
    a Andre Velencoso
    poema de Oscar Portela

    Admitamos por un instante la existencia
    de un Dios: él está aquí y el zureo del espíritu santo
    florece en mi ventana: la gracia de la fé se ha desposado
    conmigo y todos los milagros son posibles: ay, dije
    supongamos y eso es todo: mi sed está saciada.
    Vano el peregrinaje por inhóspitas zonas, mi soledad
    inerte es parte de un pasado contra el cual no me rebelo,
    supongamos también que tú, Andre, me tomas de la mano
    solo por un instante, y el tiempo todo calla y se detiene
    y que tus labios de demonio con el cual tienta dios a la
    ./carne se hacen
    uno conmigo y que el cuenco está lleno de hidromiel y de polen.
    Supongamos entonces - solo supongamos - que eres
    tú la serpiente, no eres Pan, no. Tú eres lo anterior.

    La entera sed que no se sacia, la perfección
    de labios que son ventanas que dan al infinito de un gozo que
    exultante quiere la eternidad y olvida el minuto perfecto:
    porque tú Andre, eres la perfección creada por un Dios para
    tentar al hombre solitario y perdido, y tu belleza es reino de la
    abundancia y tu mano en la mia – solo eso – bastaría para que
    el mundo fuese epifanía de lo que a Dios escapa, ya no
    tentación, ya no pecado, sino jardín del Adamita que acá en la
    tierra- restaura el cielo y destierra el infierno -
    que son los otros, porque la compulsión de aquesta voluntad
    así lo quiere. Tu cuerpo que es geografía de un
    jardín de delicias –torna belleza al cielo aquí en la tierra, Ay!,
    Andre Veloncoso, y tu rostro de Arcángel sombreado por las
    gracias terrenas mienta la perfección que adoran los
    demonios, y las líneas indescriptibles de tus cejas y tu frente
    amplia como los cielos, donde se unen mares soles,
    eternidades y susurros lo santifican todo.
    Nadie más bello que tú, dulcísimo como la creación que
    purifica el todo: supongamos que por
    un instante bajases hasta mí y con avidez rapaz dioses
    consuelo y gozo al tiempo de una vida: tus piernas serían para
    mi escaleras para subir el podio donde el mundo se contempla
    a si mismo y tu o tus oscuros ojos, y tus pies,
    dos ostias bendecidas para engendrar en mí el
    poema que es olvido y es canto y el “laudate dominum” de
    algún día olvidado por quien creara el mundo – supongamos-
    que él lo haya querido así: ¿Como podríamos distinguir la
    tentación y aquello que bendice cuando por fugaces instantes
    buscamos la posesión segura de tu cuerpo para volver al útero materno.

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